lunes, 25 de enero de 2010

Editorial Diciembre 2009

Los reflejos del primer mundo ante el diagnóstico: “populismo”

Los inversores extranjeros, sus consultores y analistas en general, no dudaron en catalogar a los gobiernos latinoamericanos post- consenso de Washington como “populistas”.
En esos ámbitos, “populismo” es mas que una palabra de descripción social, es un verdadero código que implica la abierta hostilidad general política y económica hacia el capitalismo en todas sus formas. Cuando este código es activado, de idéntico modo que las alertas rojas o naranjas con las que se designan los riesgos de contagio de las epidemias en la salud o el grado de inseguridad para los viajeros; en la economía implica que se debe elevar la alerta de protección de los intereses en la región, adoptar un espíritu confrontativo político a cuenta de posibles ataques y, fundamentalmente, el congelamiento de las inversiones hasta que las condiciones de inversión vuelvan a la “normalidad” y aseguren el restablecimiento de las variables que hacen de estas criticadas economías, las mas buscadas por los fondos buitres y de rápido retorno de los países desarrollados.
La asunción de Nestor Kirchner y sus primeros ajustes luego de la salida de Lavagna de Economía, lo hicieron indiscutido merecedor de “populista” pauta a la cual, debemos confesarlo, también adherimos en aquel momento. Así fuimos testigos e incluso alentamos la elevación del nivel de alerta económica y aceptamos mansamente la pálida inacción de los extremadamente cautos inversores extranjeros y su pomposo despliegue de increíbles métodos de chequeo y rechequeo.
La historia nos ha regalado la posibilidad de ver la trastienda del ordenado “primer mundo”. Esa cautela, ese orden y esa claridad en las pautas contractuales como casi todo en el universo, llevado al extremo, se convierte en inútil. Los Gurúes de la economía mundial, seguían dando clases magistrales mientras en sus casas matrices hasta su propios empleados eran despedidos, sin previo aviso. A partir del Agosto de 2008, se derrumbaron como moscas los colosos mas idealizados del mercado financiero mundial, las catedrales de la inversión se fundían y quienes hasta ayer sentaban en sus directorios a gobiernos desarrollados, hoy llamaban a teléfonos fuera de servicio rogando clemencia, ayuda o subsidios, en el mas decoroso de los finales, aceptando al Estado como nuevo y aclamado socio. De hecho, la historia económica acaba de agregar un capítulo recurrente, en última instancia, el inefable e indiscutible rol del Estado en las economías, nada superó esta crisis sin una abierta, profunda e inclemente intervención estatal no sólo en la macroeconomía, sino hasta en la composición del capital privado.
Mientras tanto aquí en el sur, la desocupación, en efecto no bajó, pero tampoco subió, de hecho la tasa de despidos de las corporaciones internacionales, ha sido en Latinoamerica mucho mas baja que en las casas matrices del Primer mundo. La economía subsidiada, se mantuvo estable, la clase media argentina –dominante históricamente de la segmentación del mercado- lleva años sin mayores sobresaltos, los asalariados, atados sus convenios colectivos anualmente a la inflación y eso sin mencionar determinados cambios estructurales, cuya desprolijidad ha hecho que no fueran fruto de políticas de estado, pero lograron su objetivo y es lo único importante, como el cambio de miembros de la Corte Suprema, la Ley de medios, la ley de movilidad jubilatoria, el monto de inversión púbica constante, los juicios por la verdad, etc.
Nuestra Constitución, establece desde su preámbulo un concepto que muy pocos economistas saben que pertenece a su ciencia: “promover el bienestar general”. La realidad es que en economía el bienestar general debe medirse en la posibilidad real de acceso a los bienes económicos por parte de la población y, paradójicamente, el gobierno llamado populista, ha logrado pese a su heterodoxia cumplir esa obligación primaria.
Quizás sea el momento de que los inversores extranjeros, amarinen sus barcos después de la tormenta y reubiquen a los gobiernos populistas en otro sector, en efecto, pese a la crisis son las economías que mejor la manejar, mejor reaccionan y, como dato clave de ingenuidad, un pueblo con bienestar, está feliz y consume mas, es claro que estas consecuencias no pueden asociarse a una mal escenario de inversiones por tanto el diagnóstico es correcto, pero quizás populismo no sea una enfermedad tan letal para el capital.
Estudio Benevento y Asoc.
Estudios económicos, Diciembre 2009.-

1 comentario:

Benevento Internet Services dijo...

Reflexes of the first world diagnosis of "populism"
Foreign investors, their consultants and analysts in general, did not hesitate to catalog Latin American Governments post-Washington consensus as a "populist". In these areas, "populism" is more than a word social description, is a true code involving the open political and economic general hostility to capitalism in all its forms. When this code is activated, identical red alerts or oranges that spread of epidemics or in the degree of uncertainty for travelers; or health risks are designated as the economy implies that it should raise the alert for the protection of interests in the region, adopt a political attacks account confrontativo spirit and, fundamentally, the freezing of investments until investment conditions back to "normal" and ensure the restoration of the variables that make these criticized economies, the most wanted by the vulture funds and quick return of developed countries. From the assumption of Nestor Kirchner and the exit of Lavagna from economy ministry, made him undisputed worthy of "populist" pattern, we must confess, also adhere at that time. So we witnessed and even encourage raising the level of alert economic and meekly accept pale inaction extremely cautious foreign investors and his pompous deployment of incredible checking and rechecking methods. History has given us the ability to view back-office of the ordered "first world". That caution, that order and that clarity in contractual as almost everything in the universe, taken to the extreme, becomes useless patterns. The gurus of the world economy, continued their master classes while in their Main homes up to its own employees were fired without notice. In August 2008, collapsed as flies the colossi idealized world financial market, the cathedrals of investment are coalesced and who until yesterday seated in their directories developed Governments, today called phones down begging mercy, aid or subsidies, in the most decent finals, accepting the State as new and acclaimed partner. In fact, economic history just added a recurring, chapter ultimately the ineffable and indisputable role of the State economies, nothing surpassed this crisis without an open, deep and inclement State intervention not only in macroeconomics, but even in the composition of private capital. Meanwhile here in the South, unemployment, not lowered, but rose in fact nor the rate of dismissals of international corporations, has been in Latin America much lower in the parent of the first world houses. The subsidized economy remained stable, Argentina middle class - dominant historically of segmentation of the market-years without major upheavals, employees tied their collective agreements annually to inflation that without mentioning certain structural changes, whose unplanned made that they did not result of policies of State, but achieved its goal and is all important, as the change of members of the Supreme Court, the media law, retirement mobility law, the amount of constant pubic investment, prosecutions of the truth, etc. Our Constitution establishes a concept that very few economists know that it belongs to his science from its preamble: "promoting the general welfare". The reality is that economy overall well-being should be measured in the real possibility of access to economic assets part of the population and, paradoxically, the Government called populist, has achieved despite his heterodoxy that primary obligation. Perhaps the time for foreign investors, get ready their boats after the hurricane and relocate the populist governments in another sector, and Indeed, despite the crisis are the economies that better, better manage it react and as data key of naivety, people with well-being, is happy and consumes more clearly that these consequences not can become a bad investment scenario therefore diagnosis is correct, but populism perhaps not so lethal disease for capital. Benevento & Assoc. Bar.
Economic studies, December 2009.